No tengo palabras para describir lo que siento ante tu inminente cumpleaños. Llegaste de forma inesperada, el mismo día de mi cumpleaños. Nada fue como había imaginado, ni siquiera fue parecido a lo que había soñado para ti. Viniste con susto incorporado, porque debido a un error de cálculo, pensaban que tenías algún tipo de infección. A pesar del miedo pasado, cuando te vi la primera vez caí rendida ante la bebé que eras, pequeña pero a mis ojos y de tu papá perfecta.
A partir de ese momento no hemos parado de crecer junto a ti, cuidarte ha sido cansado en algunos muchos momentos, y en otros lo he disfrutado como nunca. Las siestas contigo apoyadita en mí las largas horas de lactancia, tu risa franca y abierta, tus lloros sin sentido, absolutamente todo ha sido intenso. Han pasado estos 7 años con una rapidez pasmosa, tanto que me asusta. Durante tus primeros meses en cambio el tiempo pareció pararse para poder disfrutar de tu olor a pan recién salido del horno, de tus bracitos y piernas rellenas. Absolutamente toda tú, hecha para quererte.
Hemos ido creciendo junto a ti, como personas, como madre, como padre y como familia. Hemos aprendido canciones infantiles, porque cuando naciste yo te cantaba Mecano para calmarte, y papá recurrió a Siniestro Total. Nada Waldorf ni pedagógico en apariencia, pero está claro que habíamos perdido todo rastro de nuestra infancia, estábamos muy lejos de entender lo que necesitabas. Pero hemos ido aprendiendo junto a ti, y creo que volver a sentarnos en la arena a hacer castillos, volver a patinar, a contar cuentos por la noche, bailar y saltar sin parar ha sido parte de un aprendizaje que sólo acaba de comenzar.
En muchas ocasiones, cuando miro atrás me doy cuenta de muchas cosas que hice mal, cuando quieras te las contaré. No voy a escribirlas en este post porque lo que ahora quiero hacer es celebrar tu nacimiento, celebrar que vinieses a completarnos.
Siento cuando te miro tanta sabiduría en tu mirada, tanta generosidad, tanta alegría, tantas ganas de aprender y de vivir que hoy sólo me gustaría decirte que te queremos, que volvería a hacer lo mismo, que volvería a equivocarme un millón de veces porque sólo tú has podido hacerme regresar a la tierra, darme cuenta de nuestra finitud y humildad. FELICIDADES! Empiezas otra etapa, y te acompañaremos lo mejor que podamos. Gracias Valeria.
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