El pasado día 22, mi gordito relleno hizo 2 añitos. Por fin he sacado tiempo desde entonces para escribirle algo.
Y es que se lo merece. No por ser mi hijo. Sino por ser, por estar, por existir. Estos días no he podido además dejar de pensar en lo afortunadísima que soy. Porque no he dejado de enterarme de casos de mamás y papás que han perdido a sus bebés. Semana 26, Semana 22, Semana 33...Y por este motivo, he valorado mucho, muchísimo el segundo cumpleaños de mi hijo. Y sobre todo, porque también he perdido a mis bebés estrella. Y he reconocido el dolor dentro del amor más grande que pueda existir.
Lo veo enorme, muy largo y estirado, pero sigue teniendo esa sonrisa imponente y permanente. Con sus cosas de chico. Le organizamos una fiesta "iata", pirata. Porque le encantan los piratas (también los coches, pero es más difícil disfrazarse de coche, jajaja). Se puso su pañuelo, su parche y estaba todo feliz. Le preparamos una fiesta con todo tipo de detalles, cofre del tesoro con doblones de oro, un loro, sandwiches como barcos (gracias a mi Tribuleña Aurora), bandera pirata. Y sobre todo, la compañía de nuestra familia y amigas/os.
Has crecido mucho, pero afortunadamente puedo seguir disfrutando de nuestras siestas, del olor de su pelo, de su piel calentita y blandita. Estar junto a él dormidito es como estar junto a un pan recién salido del horno. Bueno, muchísimo mejor.
Has crecido mucho, pero afortunadamente puedo seguir disfrutando de nuestras siestas, del olor de su pelo, de su piel calentita y blandita. Estar junto a él dormidito es como estar junto a un pan recién salido del horno. Bueno, muchísimo mejor.
Llevo, desde el día de su cumpleaños, sintiendo que debo ser muchísimo más consciente de su presencia. Porque el tiempo vuela y pronto quizás no sea tan fácil disfrutar de estos momentos. En menos que canta un gallo estará en el colegio con su hermana, y el momento siesta será cada vez más infrecuente. Aunque las noches (si quiere) podrán seguir siendo iguales. Pero me temo que querrá irse a dormir con su hermana "lela" (Valeria), a la que adora.
Siempre que puedo, lo achucho, lo colmo de besos y se deja. Y es que, como se suele decir, es un niño muy "querible". Que a veces también va sacando ya su genio. Elige su ropa ya....la que me espera!
Con su lengua de trapo se hace entender, aunque básicamente sus necesidades son las mismas que hace 16 meses. Pecho, cariño, alimento y descanso. Claro, todo esto, como sabéis puede venir concentrado en una sola cosa. Que fue la primera palabra que pronunció y la que más sigue pronunciando "TETA".
Y entonces también hilo unas cosas con otras. Lo fácil y difícil que puede resultar la lactancia. No puedo decir si dar biberón es mejor o peor (y no me refiero a lo que ya conocemos a nivel nutricional y emocional). Hablo desde mi experiencia porque a mis 2 hijos les he dado lactancia materna desde el minuto 0.
Lo que sí tengo claro, es que el amor que sentimos por nuestros hijos es tan abrumador y puro que no es comparable con ninguna otra cosa. Que lo que siento por ti, Sergio, es una fuerza abrumadora que me sorprende casi a diario, porque es como crecer cada día un poquito más contigo. Viendo cómo te pones a jugar con tu hermana, cómo nos pides acompañarte y que te cojamos en brazos "azos".
Y sintiendo como cada día que creces, para mi es como si volvieras a nacer. El ser el segundo, también tiene cosas diferentes. Contigo a veces he tenido que retrasarme un poco en atenderte, porque siempre (Murphy) ha hecho que cuando tu hermana necesitaba que la acompañase al baño, tú precisases de mí imperiosamente. O que los dos os despertéis cronometradamente en la noche 03:00:05, 05:31:24...07:50:12...
Has tenido que esperar también si tu hermana te había quitado el sitio de mis piernas, y compartir espacio con ella. Pero eso también te ha dado cosas muy buenas. Una hermana que te cuida, te enseña, te coge del bracito y te lleva con ella a los rincones de la casa para mirar juntos un dibujo. Estoy segura de que estos detalles os han hecho diferentes. Pero el amor es tan grande que estoy segura que te llenamos, igual que tú has venido para llenarnos a todos.
Sergio, un millón de felicidades. Y gracias por estar. Gracias por existir.
Diana Sánchez. Tú mamá.
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